sábado, 22 de enero de 2011

"La mujer habitada"


La mujer habitada, 1988. Editorial Vanguardia, Managua. Ganadora del Premio Casa de las Américas, la escritora nicaragüense Gioconda Belli es una de las voces más importantes de la nueva literatura centroamericana.
La mujer habitada sumerge al lector en un mundo mágico y vital donde la resistencia ancestral del indígena al español se vincula a la rebelión femenina y a la insurgencia política de hoy. Lavinia abandona la casa de sus padres para iniciar una vida de mujer independiente. Piensa que por fin empezará a escribir su historia. Pero ignora que, junto con el amor, llegará la oportunidad de escribir La Historia. Una voz íntima que habita en su sangre la incita a unirse a los cazadores de utopías...
Gioconda Belli narra con poesía e inteligencia una historia tan antigua y apasionante como el mundo: el amor entre un hombre y una mujer, y la lucha de un pueblo por la libertad.

martes, 18 de enero de 2011

Los hijos de los inmigrantes


En muchos casos no han vivido la experiencia de emigrar. Aunque hayan nacido y crecido en nuestro país y la sociedad de la que provienen sus padres les resulte extraña, su identidad parece estar ligada de por vida a la inmigración. Como señala Iñaki García Borrego, “el hecho de que en una sociedad en la que ya no se pregunta “¿tú de quién eres?”, los hijos de inmigrantes sigan siendo identificados como “hijos de” lleva a preguntarse: ¿qué es lo que la sociedad española tiene necesidad de destacar en los hijos de inmigrantes para señalarlos como tales?” En los artículos y estudios que presentamos a continuación se plantean ésta y otras preguntas y se ofrecen algunas respuestas.
  • ¿De dónde son los hijos de los inmigrantes? La construcción de la identidad y la escuela Artículo de Amelia Barquín en Revista Educar 44, 2009. Mientras que a los hijos de los españoles que emigran no los solemos considerar inmigrantes aunque hayan vivido desde pequeños en un país extranjero y apenas conozcan el idioma de sus padres, a menudo a los hijos de inmigrantes ni siquiera les basta con nacer en nuestro país para considerarse y ser considerados autóctonos. Como mucho, pasan a ser denominados “inmigrantes de segunda generación”. Amelia Barquín reflexiona en este artículo sobre el proceso de construcción de la identidad en los hijos de inmigrantes y sobre la función de la escuela y el profesorado en su formación.
  • Hijos de inmigrantes que se hacen adultos: marroquíes, dominicanos, peruanos (Rosa Aparicio Gómez y Andrés Tornos Cubillo. Observatorio Permanente de la Inmigración). Los hijos de inmigrantes no han vivido la extrañeza de entrar en una sociedad nueva, han ido a los mismos colegios que los españoles de su misma edad y han crecido en contextos parecidos, ¿cómo están haciéndose adultos? Este trabajo gira en torno a esta pregunta básica. En él se compara esta “generación transicional” con la de los “españoles” de las mismas edades. Se examinan, entre otros aspectos, los logros escolares con que los hijos de nuestros inmigrantes más antiguos (marroquíes, dominicanos y peruanos) se han ido preparando para su entrada en la vida profesional así como las condiciones laborales que se producen en esta generación.
  • Los hijos de los “inmigrados” una generación en la encrucijada Artículo de Nabil Sayed-Ahmad Beirutí.
  • Los hijos de inmigrantes como tema sociológico: la cuestión de la segunda generación Iñaki García Borrego ¿Qué es lo que hace que se considere inmigrantes a personas que nunca han emigrado? ¿Qué comparten los “inmigrantes de segunda generación” con los de la primera, y qué les diferencia de ellos? Este texto trata de responder a estas preguntas partiendo de la expresión “segunda generación” como síntoma para explorar el modo en que la sociedad española se representa a los hijos de inmigrantes y observando lo que puede haber de estigmatizante en esa “denominación de origen”.
  • Los hijos de los inmigrantes en la prensa española. Alarma y estigma en el género periodístico (Consuelo Salazar, 2004). Artículo en el que se reflexiona sobre los diferentes sesgos o distorsiones que reproducen los medios de opinión representativos de la opinión pública en España en torno a los hijos de los inmigrantes menores de edad procedentes de países del Sur. El estudio, que parte del análisis gramatical del discurso periodístico, señala, por ejemplo, cómo se trata en estos medios la delincuencia de menores y cómo a menudo se presenta como un fenómeno de ultramar, principalmente de Ecuador y Colombia.
  • Más del 60% de los hijos de inmigrantes no se identifican como españoles. Conclusiones del estudio estadístico Autoidentidades, actitud hacia España y autoestima en la segunda generación de inmigrantes dirigida por Alejandro Portes y presentada en el V Congreso Andaluz de Sociología (2010). El estudio recogió en 200 colegios de Madrid y Barcelona la opinión de 7.000 inmigrantes, de 14 y 15 años cuyos progenitores proceden de 63 países. Por zona de procedencia, los latinoamericanos, principalmente ecuatorianos y colombianos, son los más resistentes a identificarse como españoles, mientras que los procedentes de culturas menos afines, como paquistaníes, chinos y marroquíes, no tienen problemas en reconocer que se sienten españoles.
  • La segunda generación en Madrid: Un estudio longitudinal (Alejandro Portes, Rosa Aparicio y William Haller, 2009). Proyecto apoyado por la Fundación Spencer de Chicago, Illinois y co-auspiciado por el Centro de Migraciones y Desarrollo de la Universidad de Princeton (USA) y el Instituto de Estudios Migratorios de la Pontificia Universidad de Comillas (España). El estudio aborda la adaptación social y económica de los hijos de inmigrantes en España abarcando a los nacidos en España de padre o madre extranjeros y los nacidos en el exterior pero asentados en España a una edad temprana.
  • El nuevo reto de la integración: Los hijos de los inmigrantes buscan su propio camino. Artículo de Laura Caorsi en Revista Toumai.

viernes, 14 de enero de 2011

Manifestaciones en Tunez


Articulo publicado por Javier Valenzuela en el diario El País:

Obsesionados por los árboles del islamismo y el yihadismo que les ocultan el bosque de una región gangrenada por el autoritarismo, la corrupción, el raquítico desarrollo económico y las profundas desigualdades sociales, muchos europeos no aciertan a entender estos días lo que está ocurriendo en el norte de África: espontáneas y virulentas revueltas juveniles en Túnez y Argelia, reprimidas a sangre y fuego por los gobernantes. Y sin embargo, la clave de interpretación es bien es sencilla: la juventud del Magreb y el valle del Nilo tiene sed de libertad, trabajo y dignidad, está más que harta de malvivir.
Desde el Atlántico al mar Rojo, los países norteafricanos tienen una serie de características comunes. Viven allí unos 200 millones de personas, un tercio de ellas menores de quince años y dos tercios menores de cuarenta. Estamos hablando de una población joven y vitalista, que, además, ya no es tan analfabeta. El medio siglo transcurrido desde las independencias de esos países ha hecho que muchos norteafricanos tengan hoy estudios primarios, secundarios o hasta universitarios, y no sólo los varones, también las mujeres.
Ese mayor nivel de educación se corresponde con una menor resignación y unas mayores expectativas de vida, a lo que cabe añadir que los jóvenes norteafricanos saben cómo va el resto del mundo: ven por satélite las cadenas de televisión occidentales, y también la árabe Al Yazira, y, aunque sea en mugrientos cibercafés, son entusiastas de la información y la comunicación a través de Internet.
De raíz derechista, proamericana y liberaloide, como el de Túnez, o de raíz izquierdosa, tercermundista y socialistoide, como el de Argelia, los regímenes norteafricanos llevan lustros sin satisfacer las más mínimas expectativas de sus juventudes. Ni dan empleo (el paro entre universitarios puede llegar al 40%), ni garantizan libertades y derechos, ni tan siquiera ofrecen ocio y entretenimiento. Ni pan ni circo.
Entretanto, los gobiernos, y las sociedades civiles, de Europa sostienen hipócritamente a esos regímenes so pretexto de que son muros de contención del islamismo político. Mientras detengan (y, si es menester, torturen y ejecuten) a los barbudos, la cosa va bien. Pero esta actitud tiene dos serios problemas. Uno, político y moral: la evidencia del doble rasero de un Occidente que dice defender la universalidad de la democracia y los derechos humanos. El otro, de mera eficacia: estos regímenes son bomberos pirómanos en relación al islamismo; su despotismo y su corrupción son los principales argumentos de los propagandistas de los partidos de Dios, su incapacidad de ofrecer nada a la juventud la convierte en una cantera de reclutamiento para los barbudos.
Y lo mismo puede decirse respecto a la inmigración. Europa apoya a estos regímenes para que pongan barreras que impidan o dificulten la travesía clandestina del Mediterráneo. Pero es su incapacidad para generar riqueza suficiente y, sobre todo, para distribuirla con un mínimo de equidad lo que constituye una fuente permanente de creación de candidatos a la inmigración.
Lo de Túnez es particularmente escandaloso. Como ese país está abierto al turismo occidental, al que garantiza confort y seguridad, y es durísimo con los islamistas, el régimen de Ben Alí lleva lustros gozando de carta blanca. Así que en la práctica, el supuestamente modélico Túnez ha ofrecido en las últimas dos décadas menores niveles de libertad que Argelia y Marruecos, lo que ya es decir.
Túnez está regido por Ben Alí, un militar de 74 años de edad que lleva ya 23 en el poder. Se trata de un fenómeno común en el norte de África, donde el gobernante más joven es el marroquí Mohamed VI, con una década en el trono. El egipcio Mubarak, el libio Gadaffi, el argelino Buteflika ya detentaban el poder desde antes de que nacieran la mayoría de sus, llamémosles así, súbditos. Hagan ustedes el contraste entre la juventud de las poblaciones y la decrepitud de los gobernantes, y tendrán otro elemento de explicación para lo que está ocurriendo.
¿Qué podría hacer Europa? Para empezar, darle la voz y la palabra a los reformistas y demócratas del Magreb y el valle del Nilo. En estos tiempos de la información convertida en espectáculo, el exabrupto de cualquier loco yihadista da grandes titulares en nuestros medios, mientras no se les da el menor cuartelillo a los que luchan por un norte de África que evolucione política, social y culturalmente hacia la convergencia con Europa. Y luego cabría darles un apoyo real a esos reformistas. La formula no es tan complicada: cualquier ayuda a los países del sur del Mediterráneo debería estar vinculada a progresos reales en el camino hacia la democracia, los derechos humanos, la igualdad de la mujer y la corrección de las desigualdades sociales.
Pero difícilmente va a ser así. Los demócratas del norte de África comparten el sentimiento lúcido y amargo expresado hoy en EL PAÍS por Mustafá Benjaafar, un opositor tunecino entrevistado por Juan Miguel Muñoz: "No tengo ninguna esperanza en que Europa nos ayude". La salvación tendrá que venir de ellos mismos. Y eso es lo que empuja a los miles de jóvenes tunecinos y argelinos que, en contra de los topicazos, no se manifiestan estos días para pedir la prohibición del alcohol y la obligatoriedad del hiyab, sino para reclamar trabajo y libertad.

lunes, 10 de enero de 2011

Visados Schengen

Tabla actualizada de países que necesitan visados Schengen para el cruce de fronteras exteriores de la Unión Europea.




jueves, 6 de enero de 2011

Una semana en la piel de un gitano



¿Cómo viven los gitanos en el país donde son más numerosos? Para saberlo, un periodista de Adevărul se hizo pasar por uno de ellos. No sufrió ninguna discriminación, sino una especie de desprecio generalizado.



Articulo original escrito por: Cristian Delcea

Nunca antes los gitanos habían estado tan presentes en el debate público. Un total de 8.000 gitanos rumanos han sido expulsados de Francia este año, pero la mitad han regresado ya. ¿Qué opciones tienen los romaníes de ser aceptados en Rumania? Lo descubrí gracias a que me disfracé de gitano durante una semana: gorro, camisa abigarrada, chaqueta de cuero y pantalón de pana. Me dejé crecer el bigote; la piel morena me la dio el buen Dios.
Comencé mi periplo en la Plaza de la Universidad [de Bucarest]. Había algunos estudiantes borrachos que se burlaron de mí y me gritaron esas palabras archiconocidas de la lengua romaní: “muscles” (¡cállate!), “bahtalo” (¡buena suerte!), “sokeres” (¿qué tal va?). Un rubio inmenso me hizo una fotografía, tras lo cual fotografió las botellas arrojadas por el suelo, los perros y los mendigos. Es probable que mi fotografía esté clasificada en su ordenador de Escandinavia bajo la categoría “Basura en Bucarest ”.

Si tenía dinero, era bien recibido
Más tarde fui a ver una obra en el Teatro Nacional. La gente que me rodeaba no estaba demasiado contenta con mi presencia, pero no dijo nada. Volví a escuchar algunas risas de unos jóvenes. Parecería que son ellos los más crueles y pérfidos con los gitanos. Y siempre ríen por la espalda. Tal vez sus miradas hagan más daño incluso que la ojeriza de Nicolas Sarkozy, el presidente francés. Organizamos campañas para la integración y la alfabetización de los romaníes, pero ninguna para que la gente no se ría cuando ve a un romaní jorobado por la calle.
Sin embargo, podemos dar el nombre que queramos a todo eso, pero no el de discriminación. Nadie me echó de ningún bar ni de ningún restaurante. Mientras pudieran meter en caja mi dinero, me recibían con los brazos abiertos. No son los gitanos los que sufren discriminación en Rumanía, son sobre todo los pobres.

Moverse en grupo para sobrevivir
Queremos que los romaníes huelan bien, que aprecien el arte, pero ningún empresario quiere a un romaní cerca. Y sin dinero, o bien el gitano cae en la miseria, o bien se busca el dinero por medios no convencionales. Traté de seguir la vía convencional y conseguir un empleo. Rastreé los anuncios de los periódicos en busca de trabajos no cualificados: limpiar, desguazar coches en piezas. Por teléfono me decían que tenían vacantes. Cuando llegaba ante el contratante, algunos me echaban honestamente (“¡Fuera de aquí, gitano!”), otros con insultos (“¡Pues mira, resulta ser que ya no necesitamos contratar a nadie más!”). Incluso los basureros me rechazaron. La chica me miró por encima de sus gafas y me dijo: “No contratamos. No lo hemos hecho nunca”. Lo cual significa sin duda que los basureros que se arremolinaban en el patio heredan la profesión de padres a hijos.
Antes pensaba que existía una cierta solidaridad, si no entre la gente, al menos sí entre los automovilistas. En la periferia de Bucarest tuve un reventón, de manera más o menos intencionada. Me pasé más de tres horas junto a la carretera, haciendo gestos a los coches que pasaban. En algunos casos podía leer los insultos en sus labios, otros pitaban entre sonrisas, uno hizo gesto de atropellarme. Estaba totalmente solo; cientos de personas pasaron frente a mí sin querer ayudarme. Allí comprendí por qué los gitanos se desplazan en tribu. ¡Si se quedan solos, mueren!

¿Qué espera la sociedad de ellos?
Al fin apareció un viejo Skoda Octavia del que bajó un pobre hombre, de unos cincuenta años, con un mono sucio de trabajo. En los dos minutos que hicieron falta para el cambio de neumático, me abrió su corazón: “Te vi hacerme señales hace dos horas. Te miré por el retrovisor y lamenté no haberme parado. Y me dije que si aún estabas allí a mi regreso, me pararía. ¿A que he hecho una buena acción?” Yo respondí con la cabeza gacha: “Sí señor”.
Cuando reemprendí la marcha hacia Bucarest, me detuve a poner gasolina. Un empleado de la gasolinera salió algo asustado y me preguntó: “Te has puesto gasolina en el surtidor 5?” No, yo me había servido en el surtidor 4. En el surtidor 5 había unos gitanos en un coche con matrículas amarillas [matrículas temporales para los coches comprados en Alemania, difíciles de ver e imposibles de rastrear] que habían puesto gasolina. Me enteré de que habían llenado el depósito y luego se habían olvidado de pagar. Me hice la “ilusión” de que ellos también debían estar realizando una experiencia periodística inédita.
El artículo, casi circular, termina a pocos pasos del lugar donde empezó, en la Plaza de la Universidad. Pienso que no he hecho gran cosa, ni ofrecido solución alguna al problema de los romaníes. ¿Qué pretende que sea de ellos la sociedad? Tras ser tratado como un gitano durante siete días, me atrevo a decir que la respuesta se encuentra en un cartel colgado en la vieja casa de un fanático religioso, que escribió sobre él un versículo de la Biblia: Juan 3:7, “Jesús dijo: es preciso que volváis a nacer”. Y no es ninguna metáfora.

DERECHOS DE LOS GITANOS

Rumania elude su responsabilidad
El activista pro derechos del pueblo romaní Nicolae Gheorghe ha denunciado enérgicamente en el diario Guardian los intentos de la clase política europea por considerar nómadas a los romaníes y criminalizarlos. “Lo cierto es que la gran mayoría de los romaníes de Europa Central y del Este son ciudadanos que residen de forma estable en sus respectivos países, y que no tienen nada que ver con esos estereotipos del nomadismo”, afirma Gheorghe. “El término ‘nómada’ lo utilizó la Unión Soviética en la década de 1930 para evitar que los artesanos itinerantes de etnia romaní se desplazaran libremente; luego se ha usado para justificar las deportaciones durante la Segunda Guerra Mundial y, más recientemente, las expulsiones de Francia”.
Las críticas de Ghoerghe apuntan de forma específica al “categórico y autoritario” presidente de Rumanía, Traian Basescu. “En el imaginario de Basescu —escribe el activista—, los gitanos son básicamente nómadas, tal como afirmó cuando era alcalde de Bucarest, y a menudo expresa observaciones ofensivas acerca de ellos.” Sin embargo, la idea de “librarse de los gitanos” forma parte de la psique rumana desde las deportaciones de la Segunda Guerra Mundial. “Las migraciones masivas del pueblo romaní desde que el país es miembro de la UE han servido al mismo propósito de excluir a los romaníes de las comunidades locales.” La postura de Rumanía consiste en “europeizar” el problema —“en otras palabras, trasladarlo a las instituciones europeas y a otros Estados miembros”— para eludir sus responsabilidades hacia sus conciudadanos de etnia romaní. La única solución posible es “aprovechar el dinamismo y las habilidades de los romaníes mediante la legalización de sus iniciativas y su integración en la economía formal: autoempleo, cooperativas familiares, comercio internacional de artesanía y otras actividades empresariales que encajen en el contexto de libre circulación de capitales, bienes, servicios y personas que rige la UE”.

Se presenta en Granada el primer partido musulmán a nivel nacional

José A. Cano Granada
Fuente: El Mundo

El presidente de PRUNE Mustafa Bakkach, en Granada.
Un día antes de que comience la cumbre UE-Marruecos, aunque afirmando que "ni entran ni salen" de lo que pueda discutirse en esta, constituidos desde julio de 2009 y en los titulares desde el otoño, el Partido Renacimiento y Unión de España (PRUNE), "de inspiración en el Islam y centrado en representar a las minorías" se ha presentado oficialmente en Granada.
Su fundador, Mustafá Bakkach -de nacionalidad española desde 2001 "aunque Marruecos no retire a nadie la suya y por eso la sigo teniendo"-, presentó un discurso leído en primer lugar en árabe, en el que se defendía aumentar la participación ciudadana en política, promover la justicia, la igualdad, la solidaridad y respetar "la legalidad vigente y la Constitución Española", con la única diferencia con el ideario hipotético de cualquier otro partido de considerar el Islam "fuente de dichos principios".
Bakkach lamentó que, desde que se conoció la creación del partido "se haya intentado fomentar el miedo" al mismo "diciendo que es radical, promarroquí o islamista", circunstancia que no considera reales. El fundador del PRUNE, que ha sido delegado de la Comisión Islámica Española por el colectivo marroquí y vicepresidente de la Federación de Entidades Religiosas Islámicas de España (Feeri), considera que "si existen partidos de inspiración cristiana, no veo qué problema hay en que la nuestra sea el Islam".
"Somos un partido español que aspira a trabajar dentro de España, no sé qué intereses han movido los ataques de los últimos meses", sentenció, agregando que "no nos financia ningún país extranjero, aunque ha habido intentos que hemos rechazado". Pretender que "nuestro objetivo sea reconstruir Al-Andalus o aplicar la sharia" son "tonterías como muchas otras que se han dicho".
También tuvo sus críticas para el "tratamiento informativo" recibido por el partido en su corta vida, opinando que "se ha hablado sin conocimiento alguno", por ejemplo "insistiendo en que se nos investigase, como si por ser musulmanes tuviésemos que ser terroristas o agentes de otro país".
Aunque el PRUNE concurrirá a las municipales de 2011 y las nacionales de 2012 en las circunscripciones dónde ya tiene delegados –esto es, Madrid y Barcelona, que verán actos de presentación equivalentes al de Granada "próximamente", además de Asturias, Valencia, Murcia y al menos, en Andalucía, en Málaga y Granada–, se marcan el objetivo de estar presente en los Ayuntamiento en 2015.
"Espero que en 20 años podamos aspirar a tener alcaldías e incluso algún ministerio, y en 30, tener el honor de que uno de nuestros afiliados sea presidente del Gobierno", deseó Bakkach. Unos afiliados cuyo número no quiso concretar "porque somos un partido joven y no nos gusta centrarnos en las cifras" pero que estimó entre 700 y 1000, esperando quintuplicarlos antes de las próximas municipales.
Asimismo, el PRUNE quiso desvincularse del ruido de fondo previo a la cumbre UE-Marruecos, afirmando que el país norteafricano "para nosotros es sólo una nación vecina" y que los asuntos relativos al Sáhara Occidental o las relaciones entre Europa y terceros países "corresponden a la diplomacia, y nosotros conocemos nuestras limitaciones".
Asimismo, opinó sobre los actuales debates sobre integración, Islam e inmigración valorando "negativamente" que se intente clasificar a los extranjeros residentes en España "en bloque" como de una tendencia política u otra. También consideró que "si llevo viviendo 20 años en España y trabajando, ¿por qué se supone que tengo que integrarme? Ya estoy integrado".



@Alberto Mendoza.- 

Inmigrantes votando en Vic.
Ayuntamientos como el de Vic no tendrán tan fácil impedir que los extranjeros sin papeles se empadronen, si en los salones de plenos se sientan concejales inmigrantes. Con esta premisa comienzan a surgir formaciones como el Partido Renacimiento y Unión de España (PRUNE), el primero de inspiración islámica que aspira a presentarse en toda España en los comicios locales de 2011. Unas elecciones donde unos 650.000 inmigrantes extracomunitarios podrán ejercer su derecho al voto gracias a los convenios internacionales firmados por el Gobierno. A esta cifra hay que añadir los residentes procedentes de la Unión Europea, cuyo grupo más numeroso, los rumanos, suponen una población de unas 800.000 personas.
Por ahora, el PRUNE no puede contar con los más de 700.000 marroquíes que viven en España, ya que el reino alauí no permite la reciprocidad, es decir, que los españoles puedan votar en Marruecos. Por ello, Mostafa Bakkach (Tánger, 1964), fundador de este partido, reclama a las autoridades de su país de origen que llegue a un acuerdo con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. “Marruecos debe hacer un esfuerzo, porque los inmigrantes no pueden ser ciudadanos de segunda, deben poder votar en el municipio donde viven y trabajan”, señaló Bakkach a este diario, quien sueña con poder disfrutar algún día del voto de los 1,3 millones de musulmanes que habitan en España.
Mientras, busca el respaldo del resto de minorías, sin importar su origen asiático, africano o hispanoamericano. El Ejecutivo ha negociado convenios bilaterales con países tan diversos como Argentina, Colombia, Perú, Islandia, Trinidad y Tobago, Ecuador, Burkina Faso, Cabo Verde, Chile, Paraguay, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Uruguay, Bolivia y Venezuela. También lo intentó con Marruecos, Brasil, México y República Dominicana, para la legislación de estos países impide votar a los extranjeros. Para convencer a estos cientos de miles de votantes, Bakkach insiste en que su partido es “abierto, moderado e independiente”, y que pretende luchar por las minorías y los más desfavorecidos.
Sin embargo, entre sus fines no oculta que se encuentra el Islam como “fuente de principios” para “la regeneración la moral y ética la sociedad española”. ¿Significa algo así como imponer un código islámico o la temida Sharia? Bakkach lo niega tajantemente. El líder de PRUNE, afincado en Granada, es periodista y escritor, pero también vocal de la Comisión Islámica y vicepresidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas. “No somos islamistas, ni marionetas de Marruecos, ni aceptamos financiación del extranjero. Acatamos la Constitución y la ley española, y no queremos imponer nada a nadie”, aseguró.

Un nuevo mapa electoral en 2011

Así, Bakkach defiende que el carácter musulmán de un partido no lo hace menos democráticos: “Somos de raíz islámica como el PP es cristiano. Por ejemplo, no estamos de acuerdo con el Gobierno en temas como el aborto.” Su implantación es todavía un misterio. Se niegan a comunicar su número de afiliados hasta el próximo mes, cuando llevarán a cabo un acto público de presentación. En cambio, reconocen que se han establecido en Granada y Asturias, y que trabajan para abrir sus próximas sedes en Madrid, Barcelona y Valencia.
Pero, más allá del futuro que pueda tener este primer intento de articular un partido de minorías, la controversia en torno a Vic ha vuelto a colocar a la inmigración en el centro de la agenda política. El equipo municipal que acordó no inscribir a los sin papeles está compuesto por la heterogénea coalición de CiU, PSC, ERC, apoyada en esta materia por el partido ultra Plataforma per Catalunya. Alicia Sánchez-Camacho, candidata del PP a la Generalitat, anunció que la inmigración será “un eje prioritario” en su campaña electoral. Y el Gobierno catalán, pese a asegurar ayer que “no admitirá” el uso “partidario, oportunista y demagógico” de esta materia, no ha sido capaz de zanjar el debate a tiempo. Tampoco el Ejecutivo central, que considera que la ley obliga a los consistorios a empadronar a todos sus vecinos. 
La controversia puede ser aún mayor en 2011, sobre todo si la crisis económica continúa castigando al conjunto de la población, y los principales partidos siguen sin dar respuestas claras al complejo asunto de la inmigración. Las formaciones con mensajes xenófobos pueden tener su oportunidad, pero también los propios inmigrantes, que si se comprometen políticamente, pueden cambiar el panorama político de muchos ayuntamientos. Incluido Vic.