martes, 26 de abril de 2011

París y Roma lanzan una andanada contra Schengen



En un ejercicio de alto cinismo, apareciendo por un lado como rehenes de sus respectivas extremas derechas pero erigiéndose al mismo tiempo en los grandes paladines de las revueltas democráticas en los países árabes, el presidente francés Nicolas Sarkozy y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, acordaron hoy en Roma impulsar una "reforma urgente" del Tratado de Schengen con la idea, no verbalizada pero aun así evidente, de limitar la libre circulación de inmigrantes entre los Estados europeos.
"Queremos que Schengen siga vivo", explicó Nicolas Sarkozy tratando de esconder con buenas palabras la andanada contra el tratado que en 1985 permitió a Europa abolir sus fronteras. "Pero para que siga vivo Schengen debe ser reformado", añadió. "Queremos reforzar el texto, queremos reforzar los controles de Frontex, queremos más medios para que las fronteras de Schengen queden garantizadas. Justo porque creemos en Schengen queremos que Schengen sea reforzado".
Más breve y menos demagógico, Silvio Berlusconi enfatizó así su acuerdo con la línea francesa: "No queremos negar el tratado de Schengen, pero estamos de acuerdo en que cuando se presenten circunstancias excepcionales debe ser modificado".
Ambos mandatarios decidieron solicitar a Bruselas la modificación del Tratado a través de una carta conjunta que no trascendió, pero que Berlusconi resumió de forma confusa: "Hemos decidido nombrar dos personalidades para estudiar los temas de inmigración y desarrollar los tratados. Francia y nosotros trabajaremos juntos con el Gobierno de Túnez para frenar las salidas de inmigrantes. En la carta enviada a la Comisión pedimos más solidaridad de Europa con los socios con la orilla sur y con los países del norte de África. Los 27 no pueden dejarnos solos".
Las dudas sobre el alcance real de esa reforma no fueron aclaradas, pero Sarkozy mencionó la necesidad de revisar "las cláusulas de salvaguardia" que permiten cerrar las fronteras, como habían avanzado el día anterior fuentes de su Gabinete.
La 29ª cumbre bilateral entre París y Roma, que contó con la presencia de los ministros de Exteriores, Interior y Finanzas, estaba llamada a rebajar la tensión y aliviar los recelos surgidos en las últimas semanas a causa de diversos asuntos.
La intervención de la OTAN en Libia, acelerada por París y Londres contra los deseos del propio Berlusconi y de su socio de la Liga del Norte, y las escaladas de empresas francesas sobre compañías italianas (primero LVHM sobre Bulgari y ayer mismo la opa de Lactalis sobre Parmalat), abrieron las primeras grietas.
Pero el tema más espinoso era sin duda la caótica gestión de los 25.000 inmigrantes tunecinos llegados desde enero a las costas de Italia. El posterior juego del escaqueo entre ambos países con los sin papeles desembocó en la entrega de visados temporales por parte de Roma a varios miles de tunecinos con la esperanza de que cruzaran la frontera francesa. El 17 de abril, el bloqueo francés de los trenes en Ventimiglia suscitó la cólera italiana.

La sensatez de Giorgio Napolitano

En realidad, la trastienda de la cumbre pareció resolverse con un empate en la altura de las alzas en los zapatos de ambos líderes (según mostraron las fotos) y en la victoria francesa en los demás terrenos. La decisión de París de rechazar a los sin papeles llegados a Italia fue reconocida por el propio Berlusconi cuando afirmó: "No podemos acusar de nada a Francia, porque ha hecho cinco veces más esfuerzo en acogida que Italia, ellos reciben 50.000 refugiados anuales y nosotros 10.000".
El primer ministro italiano caminó con habilidad entre dos fuegos candentes. En el tema migratorio, Berlusconi se sabe prisionero de la política euroescéptica, antifrancesa y xenófoba de la Liga del Norte, autora intelectual de la crisis bilateral pues ideó el truco de conceder permisos de residencia de seis meses a los tunecinos para tratar de facilitar su marcha a Francia.
En cuanto a la economía, los recelos proteccionistas expresados en las últimas semanas por el ministro de Economía, Giulio Tremonti, quedaron demolidos por los datos dados a conocer por el presidente francés, que recordó que el balance de exportaciones e importaciones entre ambos Estados es "deficitario para Francia". Berlusconi y Sarkozy glosaron las virtudes del libre mercado y acordaron poner en marcha una comisión bilateral que impulse la formación de "grandes grupos empresariales francoitalianos".
Frente a la mirada corta y estrecha de los líderes populistas, la sensatez del presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, resonó entre cajas con más fuerza que nunca. "Nada sería más miope, mezquino y perdedor que el repliegue sobre sí mismos de los países miembros de la UE ante el riesgo de flujos migratorios desesperados y masivos en nuestras orillas", advirtió. "Debemos estar a la altura de nuestra responsabilidad como mundo desarrollado y rico, mostrar generosidad clarividente, ser coherentes con los principios y los valores de la solidaridad pero capaces de comprender cuál es nuestro interés, mirando a un futuro que ya ha empezado". Y concluyó: "Nuestros países solo tendrán futuro si apuestan por la unidad de Europa".

El acuerdo Schengen prevé la excepción de la "seria amenaza al orden público"

La libre circulación de personas por la Europa sin fronteras Schengen puede interrumpirse temporalmente en el caso de que se dé "una serie amenaza al orden público o a la seguridad interior", según dice el texto del acuerdo. Los Gobiernos de Francia e Italia propusieron hoy modificar el Tratado de Schengen, que establece la libre circulación de personas, como consecuencia de la actual crisis migratoria por el flujo de indocumentados del norte de África.
Desde que entró en vigor en 1985, y a petición unilateral de alguno de sus miembros, el acuerdo se ha interrumpido momentáneamente por motivo de la celebración de grandes acontecimientos, desde bodas reales hasta importantes eventos deportivos pasando por cumbres internacionales.
Así, por ejemplo, el país que alberga cada año la final de la Liga de Campeones puede suspender momentáneamente el acuerdo y hacer controles en la frontera con su país vecino con el objetivo de controlar el flujo masivo pero puntual de los hinchas de los equipos. Fue esa cláusula de salvaguarda de "seria amenaza al orden público o a la seguridad interior" en la que Francia se amparó para suspender la circulación de trenes desde Ventimiglia hacia el país galo el domingo 16 de abril.

martes, 19 de abril de 2011

La Generalitat Valenciana niega las uniones de hecho si un miembro de la pareja no tiene papeles

El nuevo requisito, exigible únicamente en la Comunidad Valenciana, supone que no será suficiente con el pasaporte.

Semanas después de que el Tribunal Supremo, a través de una sentencia, dejara abierta la posibilidad de adquirir derechos a través de la figura de la pareja de hecho de forma similar al matrimonio, la Generalitat Valenciana ha actuado. Una cláusula, aprobada en el pasado mes de marzo, impone un nuevo requisito para permitir que ciudadanos extracomunitarios se inscriban como pareja de hecho.
Esta nueva cláusula se encuentra en el nuevo reglamento para anotarse en el `Registro de Uniones de Hecho de la Comunitat Valenciana´. La novedad consiste en la necesidad, para los ciudadanos extracomunitarios, de aportar el número de Identificación de Extranjero, mediante la correspondiente Tarjeta de Identidad de Extranjero, original y en vigor.
La Tarjeta de Identidad de Extranjero (TIE) se obtiene tras recibir una autorización de residencia o de estancia superior a los 6 meses. Hasta el momento únicamente aportando el número de pasaporte cualquier persona podría inscribirse en el Registro de Parejas de Hecho valenciano, de forma similar a como sucede cuando se quiere registrar un matrimonio civil o religioso.
Este requisito, que no se solicitaba hasta ahora, no es de obligatoria entrega en otras comunidades autónomas como Madrid o Catalunya.

El Gobierno aprueba el Reglamento de la Ley de Extranjeria

El texto, fruto de un amplio diálogo, introduce mayor rigor en los procedimientos y facilita la colaboración entre administraciones En un nuevo contexto migratorio, la norma fortalece la cohesión social al tiempo que potencia la movilidad y el retorno voluntario.

El Consejo de Ministros, a propuesta del ministro de Trabajo e Inmigración, Valeriano Gómez, ha aprobado en su reunión del viernes 15 de abil de 2011, el proyecto de Real Decreto sobre Reglamento de la Ley Orgánica 4/2000 de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, tras su reforma por Ley Orgánica 2/2009, más conocida como Ley de Extranjería.
El Reglamento de la Ley Orgánica sobre derechos y libertades de los extranjeros en España, más conocida como Ley de Extranjería, constituye una pieza importante de la política de inmigración del Gobierno, y consolida un modelo de inmigración regular, ordenado y vinculado al mercado de trabajo.
El texto desarrolla los mecanismos de gestión previstos en la reforma de Ley Orgánica 4/2000 que el mismo Gobierno impulsó y las Cortes Generales aprobaron hace poco más de un año (Ley Orgánica 2/2009), y pone los medios para hacer efectivos el fortalecimiento de la cohesión social, la integración y la igualdad de derechos y deberes. El nuevo Reglamento responde a los retos del nuevo ciclo migratorio y culmina la transposición de la normativa comunitaria en materia de inmigración.
La norma que se aprueba garantiza mayor rigor, objetividad y transparencia en los procedimientos administrativos de extranjería. Además, objetiva criterios necesarios para los trámites que deben realizar los ciudadanos extranjeros, agiliza los procedimientos e introduce las nuevas tecnologías en las tramitaciones.

Movilidad y promoción del retorno voluntario
El nuevo Reglamento de la Ley de Extranjería establece mecanismos para fomentar y garantizar la movilidad y el retorno voluntario de los ciudadanos extranjeros a sus países de origen. Así, para quienes se acogen a estos programas determina un procedimiento más ágil y con más garantías.

Mayor rigor ante incumplimientos en la contratación 
Por otro lado, el Reglamento también exige mayor estabilidad a los contratos entre empleadores españoles y trabajadores extranjeros. De este modo, la norma impide al empleador que no haya cumplido los compromisos asumidos contratar a otro trabajador extranjero en los tres años siguientes.

En diálogo con las administraciones y la sociedad civil
El nuevo Reglamento ha llegado al Consejo de Ministros tras el trámite de audiencia e información pública, y oído el Consejo de Estado. El texto ha sido objeto de acuerdo en la mesa de diálogo social y ha sido sometido a un amplio proceso de diálogo, tanto con las Administraciones como con la sociedad civil.

Consulte la presentación y y el proyecto definitivo de Reglamento de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, tras su reforma por ley orgánica 2/2009, de 11 de diciembre (PDF)

El populismo amenaza la Zona Euro

El alto coste de la ayuda financiera a los países percibidos como despilfarradores y la oleada de inmigración disparan el descontento en la Europa más próspera 
JUAN GÓMEZ | Berlín 19/04/2011
 
El blanco de los populistas en la Europa más próspera tiene muchos rostros: para empezar, el de los inmigrantes. Están además los socios del sur, percibidos como manirrotos en constante necesidad de ayuda. Las oleadas de refugiados de guerra magrebíes en la isla italiana de Lampedusa y las turbulencias en la zona euro han dado alas al populismo de derechas en varios países de Europa.
Al norte, en el país que encabeza los informes Pisa europeos de rendimiento escolar, un partido llamado Auténticos Finlandeses (PS) obtuvo el 19% de los votos en las elecciones legislativas del domingo. Basaron su campaña en el rechazo a la inmigración y a las ayudas económicas a Portugal. También en Francia se disparan los apoyos al ultraderechista Frente Nacional (FN), que se llevó un buen mordisco de los votos del centro-derecha del presidente Nicolas Sarkozy en las municipales del mes pasado. El éxito de los populistas finlandeses podría dificultar la estabilización del euro y encarecer las medidas de rescate de Grecia, Irlanda y Portugal. Se ahonda la brecha entre los países más prósperos y los más afectados por la crisis.
En los Países Bajos, el Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders es la tercera fuerza parlamentaria, lo mismo que el PS en Finlandia. En la Unión Europea, también Suecia, Dinamarca, Letonia, Lituania, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia, Bulgaria y Grecia abrieron sus Parlamentos a partidos de derecha populista.
En Alemania, que es la primera potencia económica y demográfica de Europa, el panorama político es a primera vista menos inquietante. Pero se ha enquistado un hondo descontento por la astronómica participación en los sucesivos planes de rescate del euro. El sentimiento de haber sido estafados por las promesas de estabilidad financiera se parece al que cunde en Finlandia y en los Países Bajos. Mientras, los democristianos no pierden oportunidad de contradecirse unos a otros sobre si el islam es parte o no de la sociedad alemana. Paradójicamente a su derecha, el militante socialdemócrata y exdirectivo del Banco Central alemán (Bundesbank) Thilo Sarrazin airea en la televisión pública su pánico racista a la inmigración musulmana.
El mes pasado, todos celebraron que el Partido Nacionaldemocrático NPD se quedara a las puertas del Parlamento regional de Sajonia-Anhalt. El partido neonazi, que es uno de los más radicales de Europa, obtuvo no obstante más apoyos en Sajonia-Anhalt que el partido liberal FDP, socio de Gobierno de Angela Merkel en Berlín. Como en Finlandia, llama la atención el bajo porcentaje de población inmigrante. Solo el 1,8% de los habitantes del länd oriental es extranjero. La tasa más baja de Alemania. El NPD ocupa, además, escaños en los Parlamentos regionales de Sajonia y Mecklemburgo-Pomerania.
Políticamente a años luz del radicalismo pardo del NPD, los liberales del FDP afectan de vez en cuando ramalazos euroescépticos y populistas dentro del espectro democrático alemán. Hundido en las encuestas, recién descabezado y carente de rumbo ante la imposibilidad de cumplir su promesa electoral de bajar los impuestos, el FDP ha asumido en los últimos meses el papel de guardián de las finanzas nacionales. Su avance más reciente fue pedir que el Parlamento federal alemán (Bundestag) asuma un mayor control sobre las aportaciones de Alemania a los mecanismos de estabilización del euro. Como medida adicional para entorpecer los rescates, el FDP pide que también decida sobre ellos el Banco Central (Bundesbank). No les faltan razones legales. Pero tienen el ojo puesto en los votantes más descontentos con el desarrollo de la crisis de deuda europea.
Si los ricos sueñan con cortar las amarras de una (en Alemania denostada) "Unión de transferencias" económicas, se extiende entre los peor parados la sensación de que les están imponiendo unos exorbitados planes de austeridad desde el extranjero. El duelo de portadas insultantes entre la prensa alemana y la griega durante la pasada crisis ofreció buenos ejemplos de ello. En la Cancillería alemana son tan conscientes de este resquemor que recelan incluso de los encomiásticos titulares que pintan a Merkel como "la inspectora" del buen hacer financiero de sus socios sureños. Esta desconfianza mutua ahonda una zanja apenas habitable por populistas y euroescépticos de uno u otro jaez y de cualquier procedencia.
Otro asunto candente es la inmigración. Las masas de refugiados de los conflictos del norte de África han abierto una crisis en el corazón de Europa. Para evitar que llegaran más refugiados, el Gobierno francés cerró las fronteras ferroviarias con Italia. Los italianos reaccionaron con protestas. La crisis afecta a la libre circulación de personas en la UE.
En Alemania, el socialdemócrata Thilo Sarrazin se ha convertido en el adalid de los xenófobos. El neonazi NPD usa una cita de su superventas Alemania se suprime para su campaña electoral de Berlín. Sarrazin dice que la escasa inteligencia congénita de muchos inmigrantes los aboca a depender de las ayudas públicas alemanas. Sus tesis encontraron enorme eco y le reportaron pingües ganancias. Un reciente informe del Comité de Integración e Inmigración SVR señala que en los últimos 15 años han dejado Alemania medio millón de personas más de las que han venido.
 

martes, 12 de abril de 2011

El modelo Frances no sirve (Articulo de Timothy Garton Ash)




Sobre el tema de la prohibición del velo islámico integral en Francia por el Gobierno de Nicolas Sarkozy se han producido muchas reacciones. Una de las que más buena impresión nos han causado por las reflexiones que hace para un debate sereno es la del Profesor de la Universidad de Oxford Timothy Garton Ash. Nos parece que incide en un punto que es de gran importancia para entender que es lo que esta sucediendo en estos momentos: el tema de lo que supone en realidad la diversidad en una sociedad que propugna unos valores de tolerancia y de respeto hacia las libertades individuales.



Timothy Garton Ash es catedrático de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford e investigador titular en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia. Articulo tomado de la edición digital del diario El País.

Creo que la gente debe tener libertad para publicar caricaturas de Mahoma. Creo que la gente debe tener libertad para llevar el burka. En una sociedad libre, los hombres y mujeres deben poder hacer, decir, escribir, dibujar y vestir lo que quieran, siempre que eso no haga grave daño a los demás.
Por consiguiente, los partidarios de una prohibición del burka como la que entró en vigor en Francia ayer, lunes 11 de abril, deben demostrarnos qué daño hace que las mujeres se paseen con el rostro cubierto. Hasta ahora, han ofrecido tres argumentos fundamentales.
En primer lugar, dicen que el velo que cubre por completo el rostro es una amenaza para la seguridad pública. Jean-Francois Copé, líder del partido de Nicolas Sarkozy, la Unión por un Movimiento Popular, ha mencionado un atraco a mano armada que llevaron a cabo "en las afueras de París unos criminales disfrazados con burkas". Otros hablan de que bajo el burka puede ocultarse un posible terrorista suicida. ¿Pero cuántos incidentes así ha habido? Para los terroristas de Londres y Madrid, la mochila fue un sitio más fácil en el que esconder una bomba. Y, por otra parte, hace muchos años que los manifestantes violentos que provocan disturbios callejeros se ocultan con pasamontañas y que la media (o su equivalente actual) en la cabeza es el uniforme obligado del atracador. Es ridículo sugerir que las menos de 2.000 mujeres que se cree que llevan el burka en Francia, como las menos de 500 en Holanda, constituyen de pronto una amenaza para la seguridad más grave que todos esos hombres encapuchados y con pañuelos que llevan decenios ejerciendo la violencia.
Lo cual nos lleva al segundo argumento: una sociedad abierta requiere que nos podamos ver las caras. Simpatizo enormemente con esta postura. Casi todas las sociedades libres tienen ciertas normas que rigen nuestras apariciones en público: nada de desnudos frontales completos, por ejemplo, salvo en los lugares reservados para ello. Si, desde hace 50 años, llevar el rostro descubierto en público es la norma legal establecida en las sociedades europeas, igual que lo es cubrir las partes íntimas, sería razonable insistir en que quienes deciden vivir aquí la respeten. Sin embargo, aunque nos quieran presentar la ley francesa como algo igualitario y universalista, es evidente que en realidad no lo es.
En 2009, Sarkozy asumió con entusiasmo la demanda de que prohibiera el burka. Y ahora va a ponerlo en práctica en el contexto de la feroz defensa que hace su partido de la laicidad francesa -en especial frente a la invasión del "islam"- y que quedó reafirmada en una polémica reunión celebrada la semana pasada. Además, en estos momentos, importa mucho la posibilidad de recuperar a los votantes que están yéndose a Marine Le Pen y la extrema derecha xenófoba. Es decir, se trata de una prohibición muy politizada, camuflada bajo un fino velo universalista.
El último argumento es que el perjuicio más inaceptable es el que sufren las propias mujeres que llevan el velo. Silvana Koch-Mehrin, vicepresidenta del Parlamento Europeo, dice que el burka es "una prisión móvil". Y es frecuente oír que las mujeres solo se encierran en esa prisión móvil porque sus padres o sus maridos las obligan.
También simpatizo, en un principio, con esta opinión. Cada vez que, en un día caluroso en Londres, veo a una mujer envuelta en una túnica negra que camina detrás de un hombre con camiseta, vaqueros y zapatillas, mi primera reacción es: "¡Qué mierda de injusticia!". John Stuart Mill, que enunció el "principio del daño" clásico del liberalismo, criticaba con pasión "el poder casi despótico de los maridos sobre las mujeres". Pero antes de saltar a esta conclusión, ¿no deberíamos preguntarles a las mujeres? ¿O suponemos, llenos de paternalismo (o maternalismo), que no saben lo que les conviene y hay que obligarlas a ser libres?
Un estudio realizado por el proyecto At Home in Europe, de las Open Society Foundations, que se hizo público el lunes de la pasada semana, muestra los resultados de unas entrevistas detalladas realizadas a 32 mujeres que llevan el rostro cubierto por completo en Francia. Todas, menos dos, dicen que son las primeras en su familia que lo llevan, y casi todas insisten en que lo hacen porque han querido ellas. Varias decidieron llevarlo en contra de la resistencia inicial de sus maridos, padres y madres (las familias tenían miedo de encontrarse con hostilidad en la calle, un miedo razonable. En una parodia tragicómica de las posibles reacciones francesas, a una de estas mujeres -Omera, de 31 años, que vive en el sur de Francia- la amenazó una anciana francesa con unas bolas de petanca).
Muchas entrevistadas describen el hecho de llevar el niqab o el burka como parte de un viaje espiritual, en el mismo tono en el que, antiguamente, una mujer cristiana o judía devota podría haber explicado su decisión de "tomar los hábitos". Algunas explican también que es una forma de protesta y defensa contra un espacio público muy sexualizado y voyeurista: "Para nosotras, es un modo de decir que no somos un pedazo de carne en un mostrador, no somos una mercancía" (Vivi, 39 años, sur de Francia). 
Quizá no nos guste su decisión. Tal vez nos resulte inquietante y ofensiva. Pero es, a su manera, un ejercicio de la libertad de expresión tan respetable como las caricaturas de Mahoma, que estas mujeres, a su vez, considerarán inquietantes y ofensivas. Y en eso consiste una sociedad libre: la que lleva el burka tiene que tragarse las caricaturas; el caricaturista tiene que tragarse el burka.
¿Qué sentirán estas mujeres a partir de la prohibición? Oigamos lo que dice Camile, de París: "¿Por qué voy a tener que quitarme el niqab? No soy una terrorista. No soy una criminal. No soy una ladrona. Yo, que hoy respeto todas las leyes, las leyes de Dios y las leyes de la República, voy a convertirme mañana en delincuente".
Sin duda, existen casos de mujeres -con las que es mucho más difícil hablar- que llevan el niqab o el burka por miedo a los hombres de su familia. Hay que poner a su disposición todos los recursos: líneas de teléfono para hacer llamadas anónimas, apoyo de la comunidad, centros de acogida, facilidades para mudarse y empezar de nuevo. También ellas deben tener libertad para elegir. ¿Pero cómo va a ayudarlas el hecho de prohibir el burka? ¿No es más probable que la reacción de esos tiranos sea encerrarlas aún más en casa?
Como es tan fácil que a uno lo malinterpreten al hablar de este tema, quiero dejar muy clara mi postura. Creo que existen grandes problemas que dificultan la integración de las personas de origen inmigrante y religión musulmana en la mayoría de las sociedades de Europa Occidental. Me parece que hemos cometido graves errores de acto y de omisión durante los últimos 40 años, algunos de ellos en nombre de un "multiculturalismo" equivocado y lleno de relativismo moral. En mi opinión, necesitamos un liberalismo sólido que esté preparado para unas sociedades que ya son multiculturales.
Pero, por el bien de la razón y el sentido común, centrémonos en lo que de verdad importa. Defendamos la libertad de expresión frente a las intimidaciones islamistas violentas. Garanticemos que los hijos de los inmigrantes obtengan una buena educación, aprendan la lengua, la historia y la política del país europeo en el que viven y salgan equipados para hacer un trabajo útil y una plena contribución como ciudadanos. No nos dejemos distraer por una política de gestos fáciles, que, mientras intenta recuperar los votos de los partidos xenófobos de extrema derecha, les está dando legitimidad.
La prohibición del burka es antidemocrática e innecesaria, y lo más probable es que sea contraproducente. Nadie debe seguir el ejemplo francés, y la propia Francia debería dar marcha atrás.